Un púlsar es un remolino estelar pequeño y muy denso que emite un estrecho haz de ondas de radio. Al igual que el haz giratorio de un faro, captamos las ondas cada vez que se orienta en nuestra dirección, de ahí que desde la Tierra dé la sensación de que la estrella emite impulsos intermitentes de energía.
Un púlsar es un tipo de estrella de neutrones. Éstas son aquello que en ocasiones queda tras la extinción de un estrella gigantesca en una explosión cataclísmica.
Las estrellas de tamaño mediano, tales como el Sol, son lo suficientemente grandes como para alojar un millón de Tierras, y las estrellas gigantes y supergigantes pueden ser entre diez y mil veces mayores que el Sol; mientras que una estrella de neutrones es una de estas estrellas colosales reducida al tamaño de una ciudad.
Esto es lo que causa que las estrellas de neutrones sean tan extrañas, ya que contienen toda la masa de una estrella normal comprimida en un espacio muy reducido, por lo que una cucharadita de café de estrella de neutrones puede llegar a pesar millones de toneladas.
Formación de un púlsarUn púlsar se forma cuando, tras la explosión de una estrella, la materia residual se comprime. En este proceso, su gravedad aumenta progresivamente, por lo que disminuyen las distancias que separan los átomos entre sí. Normalmente, éstas se mantienen, ya que los electrones que orbitan alrededor del núcleo se repelen mutuamente, pero en una estrella de neutrones los electrones son atraídos desde sus órbitas hacia el núcleo.El núcleo de un átomo consta de protones y neutrones. Los electrones atraídos hasta el núcleo reaccionan con los protones existentes en él provocando la formación de más neutrones hasta que, finalmente, la estructura atómica desaparece y la estrella se transforma en un "cúmulo de neutrones" muy apretados. Ha nacido una estrella de neutrones.
Las primeras pruebas de la existencia de los púlsares fueron logradas en noviembre de 1967, cuando diversos radiotelescopios en Inglaterra descubrieron una nueva fuente de ondas de radio. Éstas proceden de diversas fuentes en el espacio, tales como las moléculas de agua y amoníaco, así como las desviaciones orbitales de dos estrellas a causa de su mutua atracción gravitatoria, y son captadas por las antenas en forma de disco de los radiotelescopios. No obstante, la nueva fuente de estas ondas descubierta no era como las demás: Jocelyn Bell, graduada universitaria, estudió detenidamente las marcas en los rollos de papel que registraban las señales de radio, y quedó asombrada al descubrir que las emisiones de la nueva fuente mantenían una intermitencia regular, una cada 1'3373 segundos.
Tras la publicación de la noticia, algunos científicos creyeron que Bell había captado las ondas de un radiofaro dejado por una civilización extraterrestre. Sin embargo, varios meses más tarde fue detectada otra fuente de radio intermitente, por lo que los especialistas no tardaron en descartar la naturaleza artificial del objeto llegaron a la conclusión de que se trataba de estrellas comprimidas, por lo que les fue otorgada la denominación de "púlsares" (estrellas que laten).
Posteriormente se comprobó que los púlsares eran las mismas estrellas de neutrones que los científicos esperaban encontrar hacía mucho tiempo. Desde entonces se han identificado centenares de estas misteriosas estrellas.
¿Por qué laten los púlsares?Los expertos lo atribuyen al hecho de que giren tan deprisa sobre sí mismos.Todas las estrellas se mueven alrededor de un eje, al igual que los planetas. El Sol, por ejemplo, tarda un mes en completar una rotación. Sin embargo, cualquier objeto que se comprima girará a mayor velocidad, por lo que los púlsares pueden llegar a girar hasta a una velocidad de aproximadamente mil rotaciones por segundo sobre su eje.
Esta es la causa del "latido" de estos cuerpos celestes. Los púlsares poseen un campo magnético muy poderoso, por lo que los protones y electrones que se encuentran libres en la superficie de la estrella son atraídos a lo largo de las líneas de campo, cerca del norte y el sur magnéticos. Cuando las partículas se aceleran, liberan fotones de energía, desde rayos X hasta ondas de radio; por lo tanto, mientras el púlsar da vueltas, la radiación es emitida en forma de haces estrechos, similares a los de un faro.